viernes, 8 de enero de 2021

MANTENER EL RUMBO



"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios"
(Carta Universal a los Hebreos 12:1, 2).

La vida cristiana puede ser comparada a una carrera con una línea de llegada en la eternidad.

Tu objetivo es mantenerte en el camino y correr con resistencia, pero no sabrás el camino a seguir a menos que te enfoques en Cristo.

Como en cualquier carrera de larga duración, el recorrido está lleno de obstáculos que amenazan con hacer que tropieces o te desvíes.

Las tentaciones te atraen a lo que imaginas que sean exuberantes pastos verdes, y el trajín puede llevarte por sendas tortuosas que terminan en agotamiento.

La preocupación y el temor se apoderan de tu mente, y las emociones te llevan a situaciones en las que el Señor nunca quiso que estuvieras.

Aunque los pecados son la amenaza más obvia, todo lo que se anteponga a tu relación con el Señor puede llevarte por el camino equivocado, es fácil permitir que tu familia, trabajo y placeres te distraigan de una búsqueda sincera de Cristo, incluso las bendiciones de Dios pueden ser un obstáculo para ti si comienzas a darles prioridad sobre el Señor.

Como creyentes, debes fijar tus ojos en el Señor Jesucristo, pues es tu guía y tu destino, y te dará la bienvenida al hogar celestial cuando cruces la línea de llegada en la eternidad.

 BENDECIDO VIERNES 8️⃣ DE ENERO ♦️💜🇻🇪🇺🇸🥶

 
LEE EL ANTIGUO TESTAMENTO EN 1️⃣ AÑO
1er libro de Moisés, Génesis caps. 20, 21, y 22.
-Copiado-

1 comentario:

  1. La mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y de las emboscadas en el camino.
    Esdras 8:31

    Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y Me siguen. Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano.
    Juan 10:27

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