BENDECIDA TARDE/NOCHE
“Me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes; que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido”
(2da carta de Pablo a los Corintios 12:20, 21).
¿Sabe cuál es la diferencia entre confesión del pecado y arrepentimiento?
Debes tener cuidado de no confundir los dos, porque es posible confesar el pecado sin llegar a un arrepentimiento genuino.
Confesar el pecado es estar de acuerdo con la evaluación de Dios en cuanto a tu transgresión, pero el arrepentimiento va más allá, implica asumir la responsabilidad por tu pecado, apartarte de manera deliberada del mismo, y comprometerte a caminar en obediencia a Dios por el poder de su Espíritu.
No basta con sentir pesar y confesar el pecado, y no cambiar nada, debes hacer más que decir: “Señor, he vuelto a meter la pata, lo siento”.
Para triunfar sobre el pecado, debes confiar en el poder de Dios, tanto para resistir la tentación como para obedecerlo, podrías fallar de nuevo, pero es importante que sigas acudiendo al Señor en confesión y arrepentimiento sincero, hasta que te dé la victoria, si tu estás luchando con un pecado en particular, pídele al Señor que te muestre cuán lamentable es esa transgresión para Él, luego míralo desde su perspectiva, que todo esto resulte en un verdadero espíritu de arrepentimiento, y que el reconocer tu pecado te lleve a una relación más íntima con el Padre Celestial.
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