"De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros."
(Romanos 8:18)
No es fácil atravesar el largo camino de la vida.
Habrá momentos buenos y alegres, pero también llegarán momentos de luto, de dificultad y sufrimiento.
Pero una cosa es cierta: ¡ningún momento difícil se compara con lo que ha de venir!
Pablo tenía autoridad para escribir estas palabras.
A través de su vida podemos constatar que ninguna dificultad o sufrimiento se comparó con lo que él experimentó de Dios.
Todo dolor se convirtió en galardón y Pablo está hoy en la gloria donde también estaremos un día.
Dios ha preparado la alegría eterna de que estemos a su lado, pero también nos preparó grandes bendiciones que están siendo reveladas desde ya en la tierra.
Andar de "fe en fe y de gloria en gloria" es así.
Todos los momentos difíciles son transitorios y todo contribuye para nuestro bien, sea para el crecimiento de nuestra fe o para que el nombre de Dios sea glorificado.
Nunca pienses que los momentos de tribulación son el fin.
En realidad esos momentos son un medio para que aumentemos nuestra fe y crezcamos en gracia.
Y todavía más porque nada se compara con lo que recibiremos de Dios en el futuro.
Esa debe ser nuestra meta, el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Con nuestra meta, que es Cristo, cualquier tribulación parece más pequeña delante de lo que ha de venir.
¡Lo mejor está por venir!
Mantén en mente que toda tribulación es pasajera.
Medita en la palabra de Dios, esta es la mejor forma de atravesar las tribulaciones.
Los problemas pasarán.
Cuando la carga parezca muy pesada recuerda que Dios es capaz de ayudarte a cargarla.
Solo necesitas hablar con él y pedir su auxilio.
Dios no nos desampara en las dificultades: ¡ora!
Si te sientes solo, comparte tus dificultades con un hermano de confianza.
Siempre es mejor dos que uno para enfrentar un desafío en oración.
Para orar:
Señor Dios, estoy consciente de que todo ayuda para el bien de los que te aman. Derrama en mí tu Espíritu Santo para que yo pueda atravesar estos desafíos. Que tu nombre sea glorificado a través de mi victoria. Amén.
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