Leer: Isaías 25:1-9
"Y el Señor de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos…"
(v. 6).
Las costumbres nupciales en Rusia están llenas de belleza y significado.
Una de ellas se lleva a cabo durante la fiesta de bodas, cuando el maestro de ceremonias propone un brindis en honor a la pareja.
Todos beben un sorbo de su copa levantada y gritan: «¡Gor’ko! ¡Gor’ko!», que significa: «¡Amargo! ¡Amargo!».
Entonces, los recién casados deben levantarse y besarse para que la bebida recupere su dulzura.
Isaías profetiza que la bebida amarga de la desolación, la ruina y la maldición sobre la tierra (cap. 24) darán paso a la dulce esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva (cap. 25).
Dios preparará un banquete de comida deliciosa y bebidas dulcísimas.
Habrá bendición, fecundidad y provisión para todos (25:6).
Bajo el gobierno soberano del Rey justo, la muerte es sorbida, las lágrimas amargas quedan enjugadas y la mortaja de desgracia se cae (vv. 7-8).
Su pueblo se regocijará porque Aquel en quien confiaron y esperaron traerá salvación y transformará la copa amarga de la vida en algo dulce otra vez (v. 9).
Un día, estaremos juntos con Jesús en las bodas del Cordero.
Cuando Él dé la bienvenida a su esposa (la Iglesia) en su hogar, la promesa de Isaías 25 se cumplirá.
La vida que solía ser amarga volverá a ser dulce.
— Marvin Williams
Señor, ayúdame a poner mi esperanza en ti, Aquel que prometió cambiar mi lamento en baile.
¿Qué te hace anhelar que Dios le devuelva su dulzura a lo que ahora es amargo?
¿Qué podemos hacer para endulzar la experiencia amarga de los demás?
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