Un joven llegó a un campo de leñadores para solicitar trabajo. Al verlo el empleador sin dudar lo aceptó, puesto que era un joven de apariencia fuerte. Le dijo que podría comenzar al día siguiente. En su primer día de trabajo, aquel joven cortó muchos árboles. En el segundo día la producción fue menor, a pesar de que el esfuerzo fue igual que en el primero. Al tercer día el joven se esforzó más, golpeando con toda su fuerza el hacha en el árbol, sin embargo, su trabajo produjo menos que el segundo. El encargado, al notar que su rendimiento había bajado, le preguntó que cuando era la última vez que había afilado su hacha. El joven le confesó que estaba tan empeñado en su trabajo que no había tomado tiempo para afilarla.
En la vida cristiana muchas veces nos sucede la situación de este joven.
Vivimos sumergidos en los afanes terrenales, preocupados por el trabajo, la comida, los recibos por pagar, etc. Tanto que nos olvidamos de tomar un espacio para las cosas espirituales.
¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
Cada día, antes de empezar tus afanes, toma tiempo para orar, estudiar la biblia, escuchar un sermón, cantar a Dios, etc.
Cualquier cosa que te conecte con Dios, y él te de la fuerza necesaria para enfrentar las preocupaciones y los desafíos de tu vida.
Si lo haces verás que tus esfuerzos serán más productivos.
"El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él.
Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará."
2 Crónicas 15:2
Una frase dice:
“El esfuerzo humano más el poder Divino es igual a ÉXITO”.
Si tus planes cuentan con la bendición de Dios no dudes que serán exitosos.
Pero si olvidas poner a Dios en primer lugar, pronto tus esfuerzos se verán inútiles.
Hoy es un buen día para comunicarte con Dios y poner tus metas en sus manos.
-Copiado.
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